Diálogo de voces
Recientemente he estado leyendo y estudiando sobre la técnica del Diálogo de Voces (Voice Dialogue), de Hal y Sidra Stone, y la Psicología de las Sub-personalidades (Psychology of Selves), en la que esta técnica se fundamenta. Me está gustando mucho, y me parece una herramienta muy útil para conocerme mejor a mí mismo, para vivir mejor mis relaciones y también para sesiones. Como con la “confederación de yoes” de Sostiene Pereira (Antonio Tabucchi), el Diálogo de Voces se basa en la idea de que estamos formados por múltiples energías, sub-personalidades o "yoes" (selves). Estas sub-personalidades, de las que puede haber multitud en cada persona, se van formando desde la primera infancia para proteger la vulnerabilidad del niño. Los Stones las distinguen en dos tipos: los Yoes Primarios y los Yoes Renegados (disowned selves). Dan el ejemplo de un niño que discute con su hermano pequeño y al que su madre le reprende para que sea bueno con él: en este niño puede que empiece a surgir como Yo Primario un Yo Complaciente, que le protege de la potencial vulnerabilidad que supondría perder el cariño de su madre. Esto le hace renegar al mismo tiempo de otro Yo Agresivo, lo cual es natural y saludable para la buena socialización del niño pero también implica que la energía del Yo Renegado, en este caso agresivo, en vez de desaparecer, queda relegada al inconsciente.
Según esta teoría todos tendríamos una serie de Yoes Primarios, entre los cuales pueden haber, además del Complaciente, el Controlador/Protector, el Crítico, el Empujador o el Perfeccionista. Nuestros Yoes Primarios constituirían nuestra identidad, y se turnarían para llevar cada uno según el momento la voz cantante en nuestra vida o, como dicen los Stones, para conducir nuestro coche psicológico. Pero para cada Yo Primario, hay otro Yo Renegado de igual energía. Por ejemplo, si alguien tiene como Yo Primario un Complaciente, es probable que tenga un Egoísta como Yo Renegado. Lo mismo ocurre con el Normativo y su opuesto el Rebelde, el Perfeccionista frente al Descuidado o el Poder frente a la Vulnerabilidad. Asimismo afirman que atraemos en nuestras vidas a personas que expresan las voces que nosotros hemos reprimido, por lo que las personas que más nos irritan o más nos atraen son las que más tienen que enseñarnos sobre nosotros mismos. La meta en el trabajo con las Voces es la reintegración de los Yoes Renegados para poder recuperar para nosotros la energía que hemos invertido en su represión y también para vivir las relaciones con más conciencia.
Para ello, en una sesión el Facilitador habla primero con el cliente para saber cuál es la problemática que trae para explorar y luego pide que cambie de silla o de lugar en la habitación para entrar en alguna de sus Voces Primarias. Por ejemplo, podemos imaginar que Juan viene a consulta y comenta que su relación con su pareja está pasando un mal momento y que ella se queja de que Juan trabaja demasiado y de que ya no disfrutan de tiempo juntos. Al escuchar a Juan puede que el Facilitador identifique Yoes Primarios como el Responsable o el Empujador y entonces pide hablar directamente con uno de ellos. Juan cambia de sitio y contesta a las preguntas del Facilitador hablando directamente desde esa Voz (“Yo soy el Empujador … Sirvo para empujar a Juan en la vida … si no fuese por mí no haría nada productivo y estaría siempre en el sofá viendo la tele …” etc.) Después Juan volvería a su asiento inicial con más conciencia de cómo la voz del Empujador conduce muchas veces su coche psicológico y con más libertad al respecto. Más adelante el Facilitador podría dirigirse al polo contrario, un Yo Renegado de Juan Relajado, para explorar en qué momento Juan renunció a él y como se siente este Yo (“no me hace caso … con lo bien que le vendrían unas vacaciones …yo estoy de acuerdo con su mujer …” etc.)
Según los Stone uno de los propósitos fundamentales del Diálogo de Voces es despertar un Ego Consciente, en lugar del Ego Operante que constituyen el conjunto de los Yoes Primarios. Este Ego Consciente, que más que una sub-personalidad es un proceso dinámico en relación con los Yoes, puede reconocer, honrar e integrar a todos las sub-personalidades, tanto Primarias como Renegadas. La metáfora que me viene es de un barco que está a la deriva después de que distintos miembros de la tripulación se hayan apoderado del timón y en el que el Capitán reasume el mando. El Capitán sabe la mejor manera de aprovechar las energías de todos y sabe también que no tiene el control final sobre el destino del barco, ya que no puede controlar ni a los elementos ni al océano. Lo que uno sí puede es recuperar la fuerza de todos sus Yoes para tomar un rumbo consciente y navegar con la presencia que surge de sentirse uno con el océano. Sólo cuando apaciguamos los conflictos dentro de nuestra tripulación de sub-personalidades, continuamente re-presentados en nuestras relaciones afectivas y sociales, podemos empezar a participar en una conciencia más expandida, reconociendo y abriéndonos a nuestro Ser.
Según esta teoría todos tendríamos una serie de Yoes Primarios, entre los cuales pueden haber, además del Complaciente, el Controlador/Protector, el Crítico, el Empujador o el Perfeccionista. Nuestros Yoes Primarios constituirían nuestra identidad, y se turnarían para llevar cada uno según el momento la voz cantante en nuestra vida o, como dicen los Stones, para conducir nuestro coche psicológico. Pero para cada Yo Primario, hay otro Yo Renegado de igual energía. Por ejemplo, si alguien tiene como Yo Primario un Complaciente, es probable que tenga un Egoísta como Yo Renegado. Lo mismo ocurre con el Normativo y su opuesto el Rebelde, el Perfeccionista frente al Descuidado o el Poder frente a la Vulnerabilidad. Asimismo afirman que atraemos en nuestras vidas a personas que expresan las voces que nosotros hemos reprimido, por lo que las personas que más nos irritan o más nos atraen son las que más tienen que enseñarnos sobre nosotros mismos. La meta en el trabajo con las Voces es la reintegración de los Yoes Renegados para poder recuperar para nosotros la energía que hemos invertido en su represión y también para vivir las relaciones con más conciencia.
Para ello, en una sesión el Facilitador habla primero con el cliente para saber cuál es la problemática que trae para explorar y luego pide que cambie de silla o de lugar en la habitación para entrar en alguna de sus Voces Primarias. Por ejemplo, podemos imaginar que Juan viene a consulta y comenta que su relación con su pareja está pasando un mal momento y que ella se queja de que Juan trabaja demasiado y de que ya no disfrutan de tiempo juntos. Al escuchar a Juan puede que el Facilitador identifique Yoes Primarios como el Responsable o el Empujador y entonces pide hablar directamente con uno de ellos. Juan cambia de sitio y contesta a las preguntas del Facilitador hablando directamente desde esa Voz (“Yo soy el Empujador … Sirvo para empujar a Juan en la vida … si no fuese por mí no haría nada productivo y estaría siempre en el sofá viendo la tele …” etc.) Después Juan volvería a su asiento inicial con más conciencia de cómo la voz del Empujador conduce muchas veces su coche psicológico y con más libertad al respecto. Más adelante el Facilitador podría dirigirse al polo contrario, un Yo Renegado de Juan Relajado, para explorar en qué momento Juan renunció a él y como se siente este Yo (“no me hace caso … con lo bien que le vendrían unas vacaciones …yo estoy de acuerdo con su mujer …” etc.)
Según los Stone uno de los propósitos fundamentales del Diálogo de Voces es despertar un Ego Consciente, en lugar del Ego Operante que constituyen el conjunto de los Yoes Primarios. Este Ego Consciente, que más que una sub-personalidad es un proceso dinámico en relación con los Yoes, puede reconocer, honrar e integrar a todos las sub-personalidades, tanto Primarias como Renegadas. La metáfora que me viene es de un barco que está a la deriva después de que distintos miembros de la tripulación se hayan apoderado del timón y en el que el Capitán reasume el mando. El Capitán sabe la mejor manera de aprovechar las energías de todos y sabe también que no tiene el control final sobre el destino del barco, ya que no puede controlar ni a los elementos ni al océano. Lo que uno sí puede es recuperar la fuerza de todos sus Yoes para tomar un rumbo consciente y navegar con la presencia que surge de sentirse uno con el océano. Sólo cuando apaciguamos los conflictos dentro de nuestra tripulación de sub-personalidades, continuamente re-presentados en nuestras relaciones afectivas y sociales, podemos empezar a participar en una conciencia más expandida, reconociendo y abriéndonos a nuestro Ser.